Los animales y los humanos
tenemos características propias que nos hacen similares unos a los otros, sin
embargo, una de las diferencias que nos divide ante el medio o entorno, es la libertad. Nosotros
como seres humanos racionales nos diferenciamos de los animales, debido nuestra
capacidad de imaginar distintas posibilidades de respuestas. Es por eso que el
humano justifica sus actos. En esta nueva entrada de blog pretendo mostrar los
diferentes tipos de libertad que podemos llegar a poseer o que ya hemos adquirido
al momento de aceptar nuestra humanidad, es decir, desde que nacemos.
Los animales actúan según sus estímulos y por ende, actúan de manera automática. Estos se ajustan a su medio de manera innata al igual que nosotros, pero la cosa está en que, el ser
humano NO responde de manera automática. Gracias a nuestra inteligencia podemos
percibir diferentes estímulos y procesarlos para entender nuestro alrededor. Si
nos vemos afectados por lo que percibimos, la pensamos no solo una vez sino más
veces para así generar más posibilidades de respuesta de las cuales podremos
elegir; de esta manera obtenemos más opciones. Esto es a lo que llamamos “el
nivel más básico de libertad”; este primer nivel es el pensar en los distintos
caminos que podemos elegir, claro está, que para tener más puertas y opciones,
debemos ser creativos y cultos.
Cabe mencionar que el humano
es forzosamente libre porque nos vemos obligados a elegir entre esas distintas
posibilidades y dar además, una justificación a nuestra elección: O tomamos un
camino o tomamos el otro. Ser forzosamente libre es que se elige un camino y se
rechaza al otro de manera inmediata, somos libres de elegirlo, y es de alguna
manera "forzoso" porque o es uno o es otro.
Hay filósofos
existencialistas que afirman: “la existencia precede a la esencia” queriendo explicar que nosotros como humanos
no nacemos ya hechos, sino que nos hacemos eligiendo posibilidades y
renunciando a otras.
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